Y las verdades se aprenden a silencios.
Que las distancias se miden en caricias y cuanto más calor menos metros. Que las corrientes no tienen nada que envidiar, por mucho que te lo griten, recuerda que a romper paredes hubo un día en el que ganábamos nosotros; y que los únicos que pueden echarte algo en cara son los relojes, pero a todo se aprende.
Incluso a parar el tiempo.
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